miércoles, 27 de agosto de 2014

Desafío #3: Mis versos favoritos

¡Hola! ¿como están, lectores? pues espero que bien. ¡Aquí vengo yo a cumplir el desafío número tres! 


Tal como dice la imagen, debo escoger tres versos de algún poema que me guste. Fue bastante difícil, pues tengo muuuuchos poemas favoritos, ¡me encanta la poesía! Sin embargo, hay ciertos versos de especial importancia para mi; ¿por qué? lo sabrás a continuación :) 

¿Te suena? ¿te recuerda algún poema conocido? yo creo que no, querido lector. Aquí comienza mi pequeña historia: 

En 2013 viajé al sur del país, de vacaciones. Visité diversos pueblitos, entre ellos, Rio Claro, Villarica y Temuco; esta última escenario de mi singular historia. Ya estando en la ciudad mi familia y yo pasamos por una feria artesanal, cercana al mercado principal. Había de todo, recuerdo. Desde llaveros con forma de pequeñas jovencitas mapuches hasta bandejas de madera y chales de lana. En eso, me acerqué a un puesto de artesanías recicladas. El vendedor -un caballero mayor, de unos cincuenta y con barba blanca y cortita- me invitó mirar sus artesanías, entre las que vislumbré una serie de cuadernos de papel reciclado y hojas naturales (les adjunto la foto luego).
Me interesé tanto que le consulté el precio, y él, encantado, me incitó a una conversación. Era muy simpático, hablamos sobre la ciudad y los mapuches y sobre conflictos de la actualidad, fueron como diez minutos de pura palabra, de puro asombro, pues se notaba que el caballero era bien apasionado respecto al tema. No era mapuche, pero le gustaba compartir junto a la comunidad. Alberto se llamaba el caballero. 
Le pagué y antes de pasarme el cuaderno lo abrió, y se puso a escribir. Me sorprendí, pensando cualquier estupidez, "¿que se cree? ¡rayó mi cuaderno nuevo!" ya estaba por retarlo cuando me lo pasa y me dice: "cada cliente se lleva un recuerdo mio", o algo así -no recuerdo las palabras exactas-. Me despedí y me fui, no quise mirar atrás. En el camino al auto me detuve a leer lo que el señor, Alberto, había escrito. Era un poema, cuatro versos que, aunque breves, simples, no dejaban de ser bonitos. Fue un detalle que me alegró el día, y que sé que nunca voy a olvidar. Porque gente amable queda. Ojalá leas esto algún día, Alberto :) 
El poema hace referencia a mis ojos, lo del color "tierra", creo yo, pues tengo los ojos cafés. 




No es una gran historia, no es un gran y extenso poema, no cuenta una gran aventura, un drama o alguna situación graciosa, pero para mi tiene un gran significado, y cada vez que recuerdo Temuco, lo hago pensando en un poema: en una gran ciudad, con gente buena, con gente alegre, ¡con gente como ese caballero! 

Sé que el desafío pedía tres versos, pero si quitaba uno, el breve poema perdía total sentido, espero perdonen mi atrevimiento. 
Más que cumplir el desafío, busco rescatar de las tinieblas esta experiencia, pues temo olvidarla algún día. Si eso pasa, por lo menos tengo un respaldo que no me fallará. Es bonito compartir cosas lindas como esta, que no ocurren todos los días. 
Estoy que lloro jaja (me puse nostálgica con tanto buen recuerdo...) 

¡Suerte a todos los participantes del desafío!